Patio del Antiguo Colegio Jesuita de la Santísima Trinidad

Pocos espacios se encuentran tan íntimamente ligados a la historia de la Universidad como ocurre con el Antiguo Patio del Hospicio de la Santísima Trinidad.

El antiguo colegio religioso se desarrolló principalmente en el edificio que fue casa de Doña Josefa de Busto y Moya -espacio actualmente ocupado por el Edificio Central-, por cuya iniciativa y la de importantes mineros radicados en la ciudad, se hizo la solicitud a la corona española para fundar una institución educativa, autorización que se obtuvo y llegó a Guanajuato el 30 de julio de 1745.

Hacia 1744, los jesuitas adquirieron este patio para constituirse como oratorio y casa de ejercicios de la Compañía de Jesús. Lo adquirido constituía parte del Hospital de Indios del Señor San José y su capilla, conocida popularmente como la capilla de los otomíes, pues aquí eran hospedados y asistidos los indígenas de esa nación que habían sido traídos para trabajar en las minas.

Cuando los jesuitas fueron expulsados, el 25 de junio de 1767 este edificio fue abandonado durante 27 años, hasta que el 16 de mayo de 1794 se constituyó el Oratorio de San Felipe Neri y surgió el Colegio de la Purísima Concepción.

No fue sino hasta 1828, cuando el Colegio pasó a manos del Estado, que se amplió hacia estas instalaciones. Aquí estuvieron las aulas de los estudiantes de segunda enseñanza, tomando clases de Gramática General y Lógica, Latín, Francés, Metafísica y Moral, Economía Política y Estadística, Matemáticas, Retórica, Geografía e Historia. Así lo señala el plan de estudios de aquella época, fruto del impulso que el Sr. Carlos Montes de Oca dio al Colegio como gobernador del Estado. Actualmente hay una placa que da cuenta de que la escuela secundaria se ubicó aquí desde 1828 hasta 1964.

Mucho tiempo después, hacia 1938, cercano a la capilla de los otomíes se fundó el Salón de Actos del Colegio, y hacia 1941 la mencionada capilla pasaría a albergar el Museo de Historia Natural Alfredo Dugés, definitivamente uno de las aportaciones científicas más importantes de su época y legado incomparable a la posteridad.

También en 1941, bajo la rectoría del Lic. Manuel Cortés Herrera, se incorporaron al Colegio del Estado algunas vecindades antiguas sobre las que se construyó la cancha ‘Arturo Larios’, conocida también como la ‘cancha de cristal’. Su nombre fue dado en honor al profesor Arturo Larios Zavala, decidido impulsor de deporte en el Colegio del Estado desde 1938, y después en la Universidad por varios años, hasta su muerte acaecida en 1975.

Hacia 1946 el edificio con que contaba la naciente universidad era insuficiente, pues tenía solamente veinticinco aulas para impartir la enseñanza de trescientas materias, por esta razón se gestionó la reubicación de algunas oficinas de la presidencia municipal que se albergaban en este patio. Como consecuencia de esta acción, el entonces Archivo Municipal quedó bajo la custodia de la Universidad el 31 de enero de 1947, quedando a cargo del mismo el Maestro Jesús Rodríguez Frausto. Este archivo se localizaba entonces en el espacio que actualmente ocupa el auditorio Euquerio Guerrero, aunque posteriormente, en 1977, se integrará a la Escuela de Filosofía y Letras, ubicada en Valenciana. Actualmente este acervo se localiza en la Unidad Belén (1999).

Una de las presencias más fuertes que han impregnado a este antiguo patio jesuita ha sido, indudablemente, la Escuela de Relaciones Industriales, fundada en 1967 por el entonces rector, el Lic. Euquerio Guerrero López, distinguido jurista y destacado político. Las aulas que antes estuvieron ocupadas por estudiantes de secundaria y de preparatoria, pasaron ese año a dar paso a los estudiantes de la mencionada escuela, que luego, a finales de la década de los ochenta se convirtió en Facultad gracias a la fundación de la Maestría en Relaciones Industriales.

El aula-auditorio Euquerio Guerrero es conocida también por ser donde se desarrolla desde 2005 el Cineclub de la Universidad de Guanajuato, mismo que se creó en 1957, durante la rectoría del eminente Lic. Eugenio Trueba Olivares, con la finalidad de desarrollar una labor de difusión cultural y esparcimiento para la comunidad.

El carácter cultural se ve fortalecido también a raíz de que, desde el año de 2005, comienza a tener lugar aquí la Feria del Libro y Festival Cultural Universitario, que al igual que el Cineclub, tiene ya una larga existencia, pues fue creada en 1958, y originalmente ubicada en el Jardín de la Unión, para luego ocupar diversos lugares dentro de la ciudad, entre ellos, la Plazuela de San Fernando y la explanada de la Alhóndiga de Granaditas.

No falta además la presencia de actividades culturales organizados dentro del marco del Festival Internacional Cervantino, incluidas entre ellas las exposiciones artísticas de la sala de exposiciones José Chávez Morado, reubicada en este lugar durante 2014, desde su anterior locación, entre la gran escalinata y el cuerpo principal del Edificio Central.

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